Zipolite.

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Zipolite

Quieres tocar el fuego? Quieres cruzar el mar por el aire? Vamos muchacho, dime, en que quieres que me convierta? Yo soy la noche, soy el diablo.

Estas palabras eran un murmullo, plácidamente llevado por el viento a mis oídos. La playa estaba desierta a esas horas de la madrugada. El fuego ronroneaba chispas crujientes y diminutas en un circulo de piedras..

Aquel hombre había aparecido de la nada, entre un breve espacio de tiempo, en una contracción de las olas, en un súbito espasmo de la oscuridad.

Sus ojos eran estrellas enanas, que me traspasaban, su rostro indígena tenia una piel perfecta de cobre. Sus dientes blancos con una mueca parecida a una sonrisa, parecía cantar una tonada inteligible y a la vez seductora, captando mi atención por completo. Complacido dio un salto, por inercia lo seguí con la mirada, para descubrirlo sentado en el aro de la luna, balanceando sus piernas, justo arriba de la cabeza del conejo. La luna era el anillo de un mago.

El mar por fin cayó sobre la arena y el tiempo se reactivó. No  tengas miedo, me dijo a mis espaldas. Al salir a la luz del fuego ya no era un hombre. Era una mariposa nocturna, dando tumbos al rededor del circulo luminoso.

Desperté kilómetros mar adentro, entonces supe que era un  sueño, me había quedado dormido en un sueño, al estar consciente de ello, desperté de nuevo en la playa. Al mirar mis manos tenia un brillo opaco entre las puntas de mis dedos, como el que dejan las polillas cuando se les toca.

Osorio.